Transformación territorial, resiliencia y sostenibilidad

Agricultura Internacional

Junto con los departamentos de Córdoba, Nariño y Putumayo, Bolívar fue elegido como uno de los sitios de implementación del proyecto Transformación Territorial, Resiliencia y Sostenibilidad, una iniciativa conjunta de la FAO y la Agencia de Cooperación Sueca en Colombia.

El proyecto se centró en mejorar los medios de vida rurales mediante el fortalecimiento de la producción agrícola con cultivos variados y la promoción de diversos emprendimientos rurales alineados con las fortalezas únicas de cada región y sus familias: ganadería sostenible, cultivo de aguacate, producción de café, cultivo de pimienta, cría de cuyes, caña de azúcar, panela y muchos otros.

También se centró en promover el uso sostenible de la tierra y la gestión de los recursos, en establecer nueva infraestructura para apoyar la producción y las ventas, en fomentar la colaboración entre diversas partes interesadas, en empoderar a las mujeres a través del desarrollo de habilidades y oportunidades de liderazgo y en desarrollar la resiliencia de las comunidades rurales ante los desastres.

El proyecto igualmente fomentó aún más el cultivo de alimentos para consumo familiar, lo que resultó en más de 2.612 toneladas de alimentos producidos, promoviendo la seguridad alimentaria, la estabilidad económica y la autosuficiencia de los campesinos.

“Los proyectos que estamos implementando en el país, como este, tienen como foco principal precisamente la consolidación de la paz al permitir que las familias agricultoras regresen a sus territorios y tengan oportunidades productivas y económicas para quedarse”, explica el Representante de la FAO Zimmermann.

Entre 2022 y 2023, las 27 asociaciones de familias agricultoras que participaron en la iniciativa FAO-Suecia incrementaron su productividad en un promedio del 137 por ciento y aumentaron sus ventas en un 41 por ciento, más que duplicando sus ingresos. La iniciativa benefició a más de 3.500 personas del campo y se desarrolló durante más de tres años, finalizando en marzo de 2024. Específicamente en Bolívar, el proyecto impactó a más de 500 personas y cuatro organizaciones en los municipios de Mahates, María la Baja y Carmen de Bolívar.

“Lo que nos dicen los participantes es que el proyecto ha generado, además de los aspectos más tangibles de apoyar las cadenas productivas, una dinámica social muy positiva en el territorio que les ha permitido experimentar un retorno a la paz”, subraya Zimmermann.

En efecto, el proyecto no se trataba solo de mejorar las técnicas agrícolas o el acceso al mercado. Se trataba de que las familias agricultoras recuperaran sus tierras, fomentaran la resiliencia y la sostenibilidad, y se aseguraran de que el suelo fértil en el que viven no solo produzca cosechas, sino un futuro libre de miedo, un futuro que puedan cultivar, no solo para ellos, sino para las generaciones venideras.

“La FAO vino a nuestro territorio para a quitarnos el miedo a nosotros los campesinos. Nos trajeron un equipo técnico que vino a trabajar y enseñar. Cuando llegaron, no nos atrevíamos a producir queso de nuevo; teníamos miedo. Y entonces ellos nos preguntaron: ‘¿Pero qué es lo que les pasa si ustedes ya saben cómo hacer su producto?'”, recuerda Ana.

©FAO/Laura Quinones
©FAO/Maria Alejandra Lopera

Con el apoyo de la FAO y Suecia, ASOCUPAR, la asociación que representa, pudo reconstruir su centro de procesamiento de productos lácteos y mejorar sus vías de producción y comercialización, incluso asegurando un acuerdo con la reconocida cadena de restaurantes en Colombia Crepes & Waffles.

Ahora, la asociación no solo compra leche a sus propios miembros, o incluso a su propia vereda, sino que ha comenzado a comprar leche, a un precio justo, de otros pueblos más lejanos, ayudando a la región a mejorar sus medios de vida. La asociación también ha ampliado su gama de productos a yogur y suero costeño.

Pero este resultado provino del esfuerzo y el compromiso de su comunidad en Paraíso, dispuesta a recuperar el conocimiento que ya tenían y, al mismo tiempo, aprender de la FAO sobre cosas de las que nunca antes habían oído hablar, como la ganadería sostenible.

“Antes, nosotros practicábamos la ganadería extensiva, es decir, deforestábamos grandes extensiones de tierra para el ganado. Ahora entendimos que no se necesita tanto espacio y trabajamos en arborizar todo para hacer ‘cercas vivas’. Aprendimos que con los árboles el ganado obtiene sombra y los frutos y semillas también los alimentan. No solo eso, sino que esto también ayuda a crear corredores biológicos para que otros animales originarios de aquí regresen al territorio”, explica Ana mientras señala con orgullo a sus vacas cubriéndose del sol del mediodía bajo los árboles. “Además, ahora ellas me están produciendo el doble de leche que antes”, añade sonriendo.

©FAO/Laura Quinones

Fuente. Fao