Si hay algo desopilante en la vida política nacional es ver a un peronista gritando “la Patria no se vende”.
Por: Sergio Borensztein
Antes que nada, saludamos y despedimos desde acá al Ministro de Infraestructura y Obras Públicas, Don Guillermo Ferraro, a quien acaban de rajar tan solo 45 días después de haber asumido. No podemos decir que lo lamentamos porque no sabemos quién era este buen señor, tampoco sabemos qué cara tiene, qué hizo para ser designado y, sobre todo, qué habrá hecho para que lo rajen tan rápido.
A favor de Ferraro, digamos que manejar el Ministerio de Obras Públicas no debe ser fácil. Recordemos que su antecesor fue Gabriel Katopodis, un muchacho que se hizo mundialmente famoso por ser el primer ministro de la historia occidental en declarar una huelga contra él mismo. El tipo, siendo ministro de Alberto, en 2023 convocaba a hacer “paros activos” a sus propios trabajadores y, durante la medida, los reunía y les explicaba lo bueno que era el gobierno de Alberto y la importancia de seguir con ese éxito votando a Sergio Massa. Hay videos de todo. No contento con los auto-paros, por llamarlos de alguna manera, el tipo también se subía a los trenes y deambulaba por los vagones pidiendo el voto para Massa. Mucho no les sirvió.
Antes de la gestión de Katopodis y más atrás en el tiempo, durante el gobierno de Macri, el Ministerio de Obras Públicas fue directamente eliminado y puesto bajo la órbita del Ministerio del Interior. Cosas raras que hacía el Gato. Así le fue.
Previo a estos últimos vaivenes, el Ministerio de Obras Públicas (Ministerio de Planificación), estuvo a cargo del campeón mundial de la obra pública: el arquitecto Julio de Vido. Inolvidable profesional que no se destacó por haber hecho ninguna obra de arquitectura, sino por haber transformado en millonarios a tanta gente humilde y respetable. No solo fueron los popes de la Cámara de la Construcción los que embolsaron (literalmente), sino que también ligaron otros personajes, luego inmortalizados en las famosas fotocopias de los cuadernos de Centeno, aquel chofer de Roberto Baratta, secretario de coordinación y mano derecha de De Vido.
Este breve raconto demuestra una vez más que el gran capital que tiene Milei y todo su gobierno son sus antecesores. Sin embargo, tampoco es cuestión de andar abusando del recurso. Los malos antecesores de un funcionario son una ventaja hasta que ese funcionario se suma a la lista de antecesores. Vayamos anotando esto como una nueva Ley de Oro de la Era Milei.
Este simple recorrido histórico por el Ministerio de Obras Públicas también nos sirve para entender por qué nuestro país no tiene una puta ruta como la gente.
Tampoco tenemos los ríos dragados como Dios manda, ni radares que controlen el espacio aéreo, ni trenes, ni cloacas, ni agua, ni gas, ni nada. Apenas un simple gasoducto con el que Alberto, Cristina y Massa fanfarronearon como si hubieran construido el Eurotunel que cruza el Canal de la Mancha.
El gobierno de Milei no informó quién será el reemplazante del ministro despedido pero ya anunciaron que el Ministerio de Obras Públicas, tal como lo conocemos, se vuelve a eliminar y se transforma en una Secretaría, ahora bajo la órbita del Ministerio de Economía, o sea de Caputo. Otro winner.
Lo raro es que le suman tareas al ministro Caputo que acaba de decirle públicamente al diputado Pichetto que no va a concurrir al Congreso a explicar la Ley Ómnibus porque tiene cosas más importantes que hacer. O sea, “no tengo tiempo para perder con vos” le quiso decir Caputo a Pichetto que debe ser uno de los tipos que más sabe de política en este país y que encima lo está tratando de ayudar. Lo de Caputo es la clásica canchereada que hacen los conchetos que no saben de política cuando se meten en política.
¿Cómo reacciona el peronismo ante todo esto? Con el mismo chiste de siempre. Veamos.
Así como EEUU asiste a la locura de ver al expresidente Donald Trump, con casi 78 años, burlarse de los 81 que tiene Biden, acá la CGT y el peronismo salieron a la calle al grito de “la Patria no se vende” apenas un par de décadas después de que el peronismo vendió todo.
Cuando decimos que el peronismo en los 90 vendió todo, estamos hablando de todo: YPF, Aerolíneas, Entel (teléfonos), Gas del Estado, Ferrocarriles Argentinos, Yacimientos Carboníferos Fiscales, Obras Sanitarias (agua), Segba (electricidad), todas las autopistas, los peajes, los canales de televisión, decenas de radios, los puertos, los aeropuertos, los astilleros, el sistema completo de jubilación, La Rural, el Zoológico, el Hipódromo, todo Puerto Madero, el Correo, las Petroquímicas, los Subtes, Interbaires, Intercargo, Fabricas Militares varias, SOMISA (acero), casi todos los bancos nacionales y provinciales y cientos de cosas más. Si hay algo desopilante en la vida política nacional es ver a un peronista gritando “la Patria no se vende”.
En la misma época, el peronismo también indultó a Videla, Massera, Firmenich y otros estadistas, lo cual no tiene nada que ver con la venta de la Patria pero siempre es lindo recordarlo.
La movida de esta nueva resistencia peronista contra “la venta de la Patria” fue encabezada por Héctor Daer y Pablo Moyano quien propuso tirar al ministro Caputo al Riachuelo ante el aplauso de los asistentes entre los que había organizaciones de DDHH. Creer o reventar. Si el acto duraba un minuto más, ya pedían un aplauso para Hamas.
Juntos y llorando, Moyano y Daer reclamaron por los jubilados. Era hora. Con Alberto y Cristina, los jubilados perdieron el 45% de su poder de compra. Se ve que después de tener el upite cerrado durante cuatro años, al final hicieron catarsis.
La movida opositora carece aún de conducción política. Cristina está agazapada en El Calafate, Massa sin señal de celular y Alberto en Madrid preparando el nuevo escándalo que sacudirá al kirchnerismo: dónde vive, cómo vive, en qué se mueve, dónde pasea, cuánta guita maneja, dónde abrió cuentas, etc. Las primeras fotos que llegan de allá indican que el Topo tiene planeado seguir destruyendo al kirchnerismo hasta el último minuto.
A falta de conducción política, provisoriamente habría tomado el mando un tal Pepe Albistur. Otro revolucionario millonario que publicó un video sentado en una reposera en la playa, en cuero, bronceado, con busarda y tetas caídas, anteojos negros, pulseritas y cadenas varias en una muñeca, algo que parece un Rolex Daytona en la otra, comiendo pochoclo con la boca abierta y anunciando la inminente caída del gobierno de Milei. Desde el Príncipe Rainiero que no se veía algo tan refinado.
La imagen desorientó a la justicia porque no saben si meterlo preso por golpista o por grasa.
La proclama que lanzó Albistur desde Pinamar como parte de la resistencia contra la dictadura de Milei no incluyó la nueva consigna “la Patria no se vende” por razones obvias. Cuando en su momento el peronismo vendió todo, también vendió el mobiliario urbano que incluye toda la publicidad en la vía pública. ¿Quién se quedó con eso? Exactamente, el distinguido Pepe.
Como ve amigo lector, la joda no para y Javi sigue disfrutando de las virtudes de sus antecesores.
Reflexión: así como al León todavía le suma exponer las payasadas opositoras, también le convendría darle bola a los que le tiran un soga. Tarde o temprano los va a necesitar. Estamos en enero. Imaginate en julio.
Fuente: Diario Clarín