Lo que nadie vio es el cambio en la sociedad que hizo posible el triunfo del líder libertario.
Los menos de tres puntos que separan a la alianza que salió primera de la que salió tercera en la elección del domingo, un intervalo que cualquier encuesta inscribe dentro del margen de error, vuelven ociosos los intentos de predecir lo que podría pasar en octubre. Con una primaria tan pareja, cualquier variación cambia el resultado. Sin embargo, hay que hacer el intento de explicar algo de lo que pasó.
Es cierto que nadie pudo anticipar la victoria de Javier Milei. Pero se puede ir más profundo aún: ¿Qué es lo que nadie pudo ver? ¿La victoria de Milei o el cambio en la sociedad que hizo posible la victoria de Milei?
La sociología tiene herramientas para pensar sobre eso. A mediados del siglo XX, Gino Germani detectó la aparición en la Argentina de un nuevo actor social: en un período corto de tiempo, miles de personas se incorporaron como trabajadores a las industrias. Por la velocidad con la que se consolidó, esa nueva clase social no tenía líderes. Ese vacío, y acá viene la historia más conocida, fue ocupado por Juan Perón, el líder que terminó explicando la política durante las décadas siguientes.
Es posible intuir que en la Argentina de hoy también está surgiendo una clase social nueva. Son jóvenes que no tienen empleo formal, con una inserción desconocida hasta ahora en la división del trabajo, que en algunos casos reciben ayuda estatal y en otros no, que quedan afuera de beneficios típicos del estado de bienestar como la salud pública o la educación accesible y de calidad y que no consideran que esas cosas sean deseables por sí mismas. Muchos de esos jóvenes, incluso, dejaron de reclamar un Estado protector como reclamaban sus propios padres y sus abuelos y eligieron buscarse el sustento fuera de ese escudo.
Milei consiguió conectar con ese actor nuevo. Lo votaron, básicamente, jóvenes y pobres, y en la Argentina hoy los pobres y los jóvenes son muchos. Nada asegura, por supuesto, que Milei logrará conservar esa capacidad de representación, pero sí es posible decir que el nuevo actor social existe.
Esos nuevos actores sociales y esos nuevos liderazgos no aparecen sólo en la Argentina. En la última década aparecieron líderes populistas en distintos países de Europa y de América. Pero Milei tiene varias particularidades. A diferencia de Donald Trump, por ejemplo, que detectó los problemas que padecían los estadounidenses excluidos de la globalización y les prometió reconstruir el antiguo Estados Unidos, Milei propone abrazar la globalización. “Viva la libertad, carajo”, les grita a jóvenes que intuyen que la apertura económica tiene cosas para ofrecerles.
El peronismo no puede hablarle a ese sector social y, sobre todo, no puede reproducir las ideas que sostiene Milei. Pero Patricia Bullrich sí lo hará en las semanas que quedan hasta las elecciones generales.
La candidata de Juntos por el Cambio intentará correrse del centro del espectro en donde la dejó parada la elección. Mauricio Macri lo explica así: “Si Milei ofrece un cambio con motosierra, Patricia ofrece un cambio con motosierra, martillo, serrucho y bisturí. Patricia es el cambio con herramientas”.
Preocupado por un resultado que no esperaba, Macri trabajará para acentuar el discurso rupturista de Juntos. El ex presidente cree que los votos que puede sumar Bullrich no están en la cosecha que obtuvo Massa. “Tenemos que pelearle los votos a Milei”, dijo esta semana en varias reuniones.
Fuente: Diario Clarín por Ignacio Miri