En un momento donde el gobierno nacional impulsa un fuerte ajuste del gasto público, es indispensable distinguir lo accesorio de lo esencial. Buscar equilibrio fiscal es legítimo, pero hacerlo a costa de instituciones que cumplen funciones estratégicas en el entramado productivo puede ser un error costoso. Uno de esos casos es el del INTA, cuya tarea en provincias como Misiones resulta vital para miles de productores.
En una extensa columna publicada recientemente en Economis, el Lic. e investigador de la EEA INTA Cerro Azul, Adrián De Lucía, expone con datos concretos cómo la presencia activa del Estado —a través de la investigación, el asesoramiento y la extensión rural— sostiene el funcionamiento mismo de las chacras misioneras.
En los departamentos del centro-sur de Misiones, donde se concentran más de 17.000 explotaciones agropecuarias, el 84% de las chacras tiene menos de 50 hectáreas. Son emprendimientos familiares, que viven en sus tierras, rotan cultivos, crían animales y producen tanto para el autoconsumo como para la venta. Para ellos, pagar un asesor técnico privado es, simplemente, inviable. Los valores de referencia profesionales superan los $300.000 por jornada.
Ahí es donde aparece el rol del INTA. Con 8 agencias de extensión y un equipo de más de 30 técnicos, el organismo brinda asistencia gratuita, capacita, acompaña proyectos, promueve buenas prácticas y difunde información ajustada a las realidades locales. También experimenta e innova: ensaya nuevas variedades de yerba mate, té, mandioca o stevia; analiza suelos, monitorea plagas, mide el clima, desarrolla genética vegetal adaptada a las condiciones misioneras.
Muchos de estos desarrollos no interesan al sector privado, que apunta a grandes mercados y zonas de alto rendimiento. Pero para Misiones —con su diversidad ambiental, sus pequeños productores y sus cultivos regionales— son fundamentales. El INTA produce tecnología pública, validada localmente, que se pone a disposición sin costo para el productor.

“El único propósito de un técnico del INTA es mejorar la calidad de vida del productor misionero”, resume De Lucía.
Y cierra con una advertencia que debería estar en el centro del debate: “No sería complicado hablar del estado de una chacra, pero sí sería difícil imaginar una chacra misionera sin la presencia activa del Estado”.
Fuente: Redacción LVD
( nota basada en una columna del Lic. Adrián De Lucía, INTA Cerro Azul, publicada en Economis)