Debe haber sido duro practicar el celibato sindical durante los cuatro años de Alberto y Cristina. Por suerte volvieron, con el vigor renovado.
Por: Alejandro Borensztein Para: Clarín
Se lo extrañaba al movimiento obrero organizado. Años escondidos y aguantando con el upite cerrado y ahora finalmente se están sacando las ganas.
Un poco apresurados teniendo en cuenta que recién van cinco meses del nuevo gobierno y ya le clavaron dos paros generales, dos de colectivos, dos de docentes, uno de trenes, uno de aeronáuticos y casi cien marchas. A estos muchachos los va a matar la ansiedad.
De todos modos es comprensible. Debe haber sido duro practicar el celibato sindical durante los cuatro años de Alberto y Cristina. Razones para pararle el país al gobierno anterior nunca les faltaron, pero como eran todos socios del mismo club, se la tuvieron que morfar.
Solo recordemos aquel mediodía de agosto de 2020 cuando, en plena cuarentena, el “presidente” Alberto y el jefe sindical Moyano se sacaron una foto comiendo un asado, rodeados por sus respectivas familias, mientras todos los argentinos estábamos encerrados o enterrando seres queridos en cementerios donde solo se permitía el acceso de cuatro familiares, incluyendo el muerto.
Aquello, más que un paro general, bien se hubiera merecido un levantamiento popular onda Toma de La Bastilla, una avalancha revolucionaria como la bajada de Sierra Maestra o una estampida como la caída de Saigón. Sin embargo, los sindicalistas cerraron el chichipío y metieron violín en bolsa. Más allá del fastidio de la sociedad, aquella complicidad sindical era entendible: nadie podía pretender que Pablo Moyano le hiciera un paro al papá.
Tal vez la CGT podía haber protestado un poquito cuando Alberto y Cristina sabotearon la llegada de vacunas Pfizer y mandaron a la muerte a miles de trabajadores, pero tampoco se animaron. Ni un paro en cuatro años, pese a la caída del salario, la destrucción de las jubilaciones, la estampida inflacionaria o el aumento de la pobreza. Daños colaterales, habrá pensado más de un pope sindical a bordo de su Audi, tanto como para justificar la cerrada de pico.
Más allá de estas consideraciones, lo importante es que ya los tenemos de vuelta, con el entusiasmo por los paros más renovado que nunca.
El del jueves estuvo muy lindo. Al asegurarse la adhesión del transporte público también se aseguraron que adhirieran millones de trabajadores, quisieran parar o no. Por supuesto, también perjudicaron a mucha otra gente como aquellos que tenían un turno médico o a los que debían viajar, al interior o al exterior. Por suerte Insaurralde ya está de vuelta, si no el paro lo hubiera agarrado allá y todavía estaría en Marbella.
Lo bueno de este segundo paro, a diferencia del primero que cayó miércoles (24 de enero), es que este lo hicieron un jueves. Ideal para que la clase media se lo tome como puente y se vaya masivamente a pasar el fin de semana largo a Miami o a Nueva York.
Al menos eso es lo que se desprende de las declaraciones que este martes hizo Cristina en el acto del Instituto Patria cuando dijo textualmente: “Con Néstor no nos íbamos a La Habana ni a Beijing ni a Moscú, éramos más de ir a Nueva York, a Miami, a Disney… argentinos normales de clase media, gente común, como todos”. El día que se haga el campeonato de frases históricas del kirchnerismo, las de Cristina y Alberto clasifican directo a la Libertadores.
Estamos a un minuto de que Cristina meta la famosa frase que circulaba en los años 70 atribuida a una señora paqueta de Recoleta como Ella: “Si llega a venir el comunismo yo me voy a vivir a la estancia y listo”.
¿Fue el paro general la única buena noticia de la semana? Para nada. Veamos.
En principio otra buena es que finalmente le podemos dar la bienvenida al famoso operador judicial del PRO “Pepín” Rodríguez Simón, un tipo que hace tres años se fue de vacaciones a Punta del Este y se quedó veraneando allá, por las dudas de que acá lo metieran preso.
Esta semana le fijaron una fianza de 3 palos verdes y ahora puede volver tranquilo. Evidentemente con Milei y Caputo, hasta las fianzas se fueron a las nubes. Esto también justifica el paro de la CGT. Hay mucho gordo que en cualquier momento podría tener que garpar una fianza.
Digamos que además este Pepín tuvo mala suerte con la justicia. Si le hubiera tocado el juez Lijo por ahí resolvìa la fianza con un BMW y dos caballos de carrera.
La otra buena es que el gobierno le cambió el nombre al CCK y le puso Palacio Libertad. Para los que se quejan de que la Argentina no ofrece garantías, esta es una buena prueba de lo contrario: esta medida del gobierno te garantiza que tarde o temprano volverá a llamarse CCK.
¿Seguimos con las buenas noticias? Vamos. Parece que la mayoría de los senadores peronistas quieren volver a aumentar el impuesto a las ganancias luego de haber votado a cuatro manos la baja de ese impuesto coparticipable para ayudarlo a Massa a ganar las elecciones.
Ahora que lamentablemente Massa perdió, se dieron cuenta que necesitan la guita. Se hicieron los piolas y se quedaron sin la Massa y sin la plata. Ahora pretenden revertirlo. Si lo logran, sería una noticia buenísima para los gobernadores que volverán a recuperar recursos para los Emerenciano Sena, los aviones sanitarios que usan para ir a Cariló y otras conquistas sociales. Las contracara de esta novedad es que, de concretarse esta medida, hay 800.000 boludos y boludas que van a volver a pagar ganancias. Así es la vida, no se puede conformar a todo el mundo.
Podemos sumarle a estas buenas nuevas la designación de la diputada Lilia Lemoine como Secretaria de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Cámara de Diputados. Lo genial del tema es que ella es terraplanista. Hay un video muy instructivo en donde ella misma explica que la Tierra es plana y que en todo el borde perimetral hay un gigantesco muro de hielo. Como en el final de The Truman Show pero mucho más grande. Más que merecido el nombramiento. Al fin y al cabo era importante que en esa comisión del Congreso también esté representada la ciencia del medioevo.
Solo faltaría que en la Comisión de Credos y Cultos (si no existe hay que crearla) se designe un representante de la Santa Inquisición, y ya que está, que cada tanto quemen a alguno.
¿Algo más? Claro que si. Anduvo dando vueltas por los medios un libertario de apellido Márquez que relativiza la dictadura militar, niega el secuestro de bebés y define a los homosexualidad como insana y autodestructiva. Hermoso. Hay que aprovecharlo a este muchacho. La autoridades educativas deberían pasearlo por las escuelas para que hable, despliegue sus ideas y así los chicos puedan entender, en vivo y en directo, como pensaban los generales Suárez Mason, Camps, Menéndez y otras bestias de los 70. Más didáctico que este muñeco no vamos a conseguir.
Cerramos la síntesis anunciando que esta semana se presenta otra vez Cristina. Se ve que agregaron otra función, a pedido del público. Milei agradecido. Y esta página también.
En fin, como dijera el entonces presidente Don Fernando De La Rúa en diciembre del 2000, justo un año antes del corralito y del estallido: “Que lindo es dar buenas noticias”.
Fuente: Clarin