La desregulación le llegó al vino: un cambio histórico que reabre el debate sobre el rol del Estado en las economías regionales

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La eliminación de 973 normas por parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) marca la reforma más profunda en casi un siglo. La principal cámara del sector apoyó la medida, mientras que productores y referentes críticos alertan sobre riesgos de calidad, información y competencia. El movimiento reaviva la discusión sobre otros productos de economías regionales —algunos fuertemente regulados, como el tabaco, y otros parcialmente desregulados pero aún bajo la órbita de institutos creados con criterios del siglo XX— como la yerba mate.

Un cambio normativo sin precedentes

La Resolución 37/2025 del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), que entrará en vigencia el 1 de enero de 2026, supone una refundación del sistema regulatorio del vino argentino. El nuevo digesto unifica criterios, moderniza procesos y elimina nada menos que 973 normas históricas.

El foco del control estatal se desplaza hacia la etapa final de comercialización, dejando atrás un esquema de fiscalización permanente que resultaba costoso, burocrático y de dudosa eficiencia.

El apoyo de la principal cámara del sector

Bodegas de Argentina, que agrupa a unas 250 empresas en todo el país, fue la primera en respaldar la reforma. La entidad sostiene que el nuevo sistema mantiene la trazabilidad desde el viñedo hasta la botella y que concentrar los controles en el producto terminado no implica riesgos para la calidad. Para la cámara, la medida moderniza el sistema, mejora la competitividad y aligera cargas administrativas innecesarias.

Las voces críticas y los temores latentes

A pesar del apoyo empresarial, el sector no muestra una posición unificada. Desde federaciones cooperativas hasta ex presidentes del INV advierten que la reducción de controles podría generar asimetrías entre grandes y pequeñas bodegas, pérdida de información estratégica y riesgos de competencia desleal. Para subrayar la importancia del control estatal, algunos exageran situaciones recordando el episodio de 1993, cuando la adulteración de vinos en San Juan provocó 29 muertes.

Una tendencia que interpela a todas las economías regionales

La desregulación del vino abre un debate más amplio: ¿qué rol deben ocupar los organismos estatales en cadenas productivas donde conviven pequeños productores, grandes empresas y mercados internacionales cada vez más exigentes? La pregunta adquiere relevancia porque otras economías regionales funcionan bajo esquemas distintos: algunas están subsidiadas, otras operan con fuertes controles o dependen de organismos creados hace en el siglo pasado para responder a realidades que hoy ya no existen. Es la tensión clásica entre permanecer en estructuras del pasado o avanzar hacia modelos más modernos y flexibles.

La yerba mate y el INYM: una comparación inevitable

El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) es uno de los organismos que mantienen un rol activo en la regulación de una cadena estratégica para Misiones y Corrientes. Aunque desde 2023 ya no fija precios para la hoja verde y la canchada, sigue interviniendo en normas de plantación, elaboración y fiscalización. El INYM, creado en 2001, es heredero de la histórica CRYM —Comisión Reguladora de la Yerba Mate—, fundada durante la ola de organismos estatales surgidos tras la Gran Depresión de 1930. La misma lógica de época dio origen al ecosistema de entes reguladores que hoy, casi un siglo después, enfrentan el desafío de adaptarse a mercados globales complejos, competitivos y tecnificados. Mientras el vino avanza hacia una liberalización acelerada, la yerba mate continúa bajo un modelo híbrido: parcialmente desregulado en precios, pero aún fuertemente regulado en aspectos productivos. De allí surge la pregunta que empieza a sobrevolar en sectores productivos y políticos: ¿seguirán funcionando estos organismos nacionales tal como los conocemos, o alguien está pensando en redefinir —o incluso eliminar— estructuras nacidas en un país y en un mundo que ya no existen?

Mirando hacia adelante: ¿hacia dónde van las regulaciones en la Argentina productiva?

El movimiento del INV no es un hecho aislado: integra una agenda más amplia de desregulación que atraviesa varios sectores. El desafío para el país es encontrar un equilibrio que preserve la calidad, garantice transparencia, promueva la competitividad y asegure condiciones equitativas para productores de todas las escalas.

En un contexto donde cada economía regional tiene historias, estructuras y necesidades muy diferentes, el debate sobre el rol del Estado vuelve a ocupar un lugar central. La comparación entre el vino y la yerba mate demuestra que ningún modelo es definitivo: todos están en revisión.

Fuente: LVD y medios digitales