La científica Ana Thea, docente investigadora de la Universidad Nacional de Misiones, resumió por qué consumir yerba mate hace bien a la salud.
En el marco de la feria MATEAR, los diferentes expositores explican las propiedades positivas para la salud y el bienestar que tiene el consumir yerba mate, en cualquiera de sus variantes.
En una de esas exposiciones, llegó el turno de las charlas científicas.
La primera en destacar que el mate “nos ayuda a cuidar nuestra salud” fue la científica, docente e investigadora, Ana Thea de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) junto a sus pares el Prof. Agdo. MSc Nelson Bracesco, de la Universidad de la República, Uruguay; el Dr. Lucas Brun, investigador del CONICET – Universidad Nacional de Rosario, y el Dr. Juan Ferrario, investigador del CONICET y docente de la Universidad de Buenos Aires.
Al explicar el poder antioxidante, señaló que “los polifenoles de la yerba mate, específicamente los ácidos clorogénicos colaboran con nuestro cuerpo en la lucha contra el estrés oxidativo, mitigando la acción de los radicales libres por lo que cumplen una función fundamental en la prevención de las enfermedades crónicas no trasmisibles”.
Para comprender mejor, indicó que “todas las células componentes de nuestro cuerpo cumplen sus funciones utilizando mecanismos oxidativos. Imaginemos que, algo tan simple como la respiración celular, se basa en reacciones de oxidación. Como consecuencia de estas reacciones se forman sustancias potencialmente dañinas, los famosos radicales libres. Cuando los radicales libres se producen en exceso, pueden llegar a dañar las estructuras celulares provocando efectos negativos sobre la salud”.
Del otro lado de la balanza, continuó Thea, “se encuentran las defensas antioxidantes propias del organismo que trabajan incansablemente para neutralizar la acción de los radicales libres. Cuando se produce un desequilibrio en la balanza y los radicales libres la inclinan a su favor, nuestro organismo afronta una situación de estrés oxidativo”.
Vinculado, la doctora recordó que “muchas enfermedades están directamente relacionadas con el estrés oxidativo, como el cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas, entre otras”, y destacó que “con su gran sabiduría, la naturaleza nos proporciona moléculas con propiedades de antioxidación que podemos adquirir a través de la alimentación y así colaborar en el restablecimiento del equilibrio en la balanza radicales libres/antioxidantes”. Uno de esos alimentos, ponderó, es la yerba mate.
Saberes en evolución
Bracesco, por su parte, expuso sobre el “Aporte de la ciencia y la tecnología al saber popular y ancestral sobre el Mate y la salud”.
La Ilex paraguariensis (nombre científico de la yerba mate) “es una especie originaria de nuestras regiones. Siempre fue identificada con la sabiduría de nuestros pueblos originarios; quizás la prehistoria también la tuvo como protagonista. En épocas más recientes, celebres científicos como Aime Bondpland y hasta el Premio nobel Bernardo Houssay, fueron entusiastas investigadores de las propiedades que poseía la hoja de este árbol”, repasó, al tiempo que consideró que “el mayor saber asienta en el ‘saber popular’. ¿Quién no escucho a una abuela o a sus padres hablar de las propiedades del mate?”.
Siguiendo la línea de evolución de saberes, el científico manifestó que “en la actualidad esa hoja de yerba mate cambio de status, paso de ser una hojita que nuestras abuelas usaban para la infusión, que luego se popularizó en ciertas clases sociales, a una hoja que es utilizada para producir un producto de calidad que está ampliamente difundido en todas las capas sociales y que se exporta a buena parte del mundo”. Eso, respaldado por “estudios científicos que avalan sus propiedades, que demostraron su capacidad antioxidante, su efecto despertador y de mejora en la atención, su acción vasodilatadora, entre otras muchas destacadas investigaciones”.
Cuando la yerba nos sube a la cabeza
Ferrario invitó a conocer sobre los efectos de la yerba mate con un título por demás atractivo: “Neuro-mate: cuando la yerba se nos sube a la cabeza”. En ese sentido, el investigador con más de 25 años de trayectoria, expresó que “hay una acumulación de evidencias que demuestran la menor incidencia a desarrollar parkinson (que afecta al sistema nervioso central) entre tomadores de mate, pero podría ser también beneficioso para otras enfermedades del cerebro que aún no se han investigado”.
El mate “contiene cafeína y la cafeína es el mayor psicoestimulante que consumimos en el mundo los seres humanos; esto está ampliamente difundido y estudiado, y efectivamente tiene efecto sobre el cerebro”, sostuvo Ferrario. Entonces, cuando disfrutamos de la infusión nacional, podemos inferir que “nos despierta, activa el funcionamiento del cerebro y nos da una sensación de mayor energía”.
Además, de manera secundaria, el mate produce sensaciones placenteras. “Esto puede tener que ver con la cafeína o con la existencia de algún otro principio activo que estimule esas sensaciones o puede tener que ver simplemente con el hecho de estar realizando una actividad que sabemos que es placentera y esto exacerba nuestro propio placer”, agregó.
Resumiendo, con el consumo de yerba mate “tenemos un efecto directo que es el de la cafeína, que produce a su vez una mayor estimulación de dopamina, y uno indirecto que, podría estar mediado por algún principio activo presente en la yerba mate que aún no conocemos, por el solo hecho de ejecutar la acción de tomar mate, o bien por las dos cosas”.
Salud ósea
La yerba mate contribuye a la salud ósea. La afirmación de Brun se respalda en estudios que evidenciaron que la incorporación del producto a la dieta contribuye a fortalecer la densidad mineral ósea.
“Encontramos que la yerba mate incrementa la cantidad de hueso trabecular y por consiguiente la densidad mineral ósea, en particular cuando la dieta de calcio es insuficiente”, dijo Brun. “La densidad mineral ósea es un parámetro que se determina a través de un estudio que se llama densitometría ósea y en forma sencilla podríamos decir que mide cuanto contenido mineral (calcio principalmente) tienen nuestros huesos”, profundizó.
Este trabajo fue reconocido por la Sociedad Americana para la Investigación de los Huesos y los Minerales -ASBMR, por sus siglas en inglés American Society for Bone and Mineral Research-, que galardonó al investigador Lucas Brun con el “2018 ASBMR Rising Star Awards”.
Fuente: Diario Primera Edición