El equipo de Russo fue de mayor a menor en el torneo y apenas empató con un rival semi amateur.Fue un papelón de un equipo que quedó derrumbado anímicamente cuando se enteró que ya no tenía chances.
Boca no se merecía terminar así su participación en el Mundial de Clubes. Eliminado de antemano tras la reanudación del partido ante Auckland City y con el resultado de Benfica ante Bayern Múnich ya puesto y sentenciando la suerte del equipo de Miguel Ángel Russo. Pero sobre todo por la pálida imagen que dejó el equipo en el campo de juego del GEODIS Park de Nashville. Boca se fue del Mundial de Clubes con algo de pena y con un instante de gloria gracias al gol de Miguel Merentiel ante los alemanes, pero otra vez mostró los vicios de siempre y la pereza mental y deportiva para jugar un partido de fútbol.
La cuenta era clara: Boca debía ganarle 7-0 a Auckland City y esperar que Bayern Múnich le ganara a Benfica. Pero a los 13 minutos del primer tiempo los portugueses se pusieron 1-0 y todo se desmoronó. El calor extremo de Nashville mantuvo a los jugadores de Boca apagados, ahogados y sin ideas. Y el primer tiempo fue previsible: los once jugadores del conjunto neozelandés defendiendo cerca de su arco y los argentinos intentando romper a la defensa.
Pero estuvo muy lejos Boca de inquietar al equipo que conduce Paul Sosa. Si hasta Marchesín se tuvo que revolcar para evitar el gol de Murati en una contra de Auckland City que anticipaba la sorpresa que llegaría después con el cabezazo de Christian Gray en el inicio del segundo tiempo. Sí, un maestro de escuela primaria de un equipo semi-amateur le convirtió un gol a Boca.
Boca fue un equipo previsible, lento, apagado. Abusó de los centros desde la izquierda de Lautaro Blanco y Exequiel Zeballos otra vez intentó poner a jugar su gambeta, pero volvió a quedar en deuda, después se lesionó y le dejó su lugar a Kevin Zenón. Por momentos, el partido parecía uno de handball: todos los jugadores de azul cubriendo su área y los de amarillo lateralizando los pases para tratar de encontrar un hueco que nunca encontraron. El gol del 1-0 fue un córner en el que Di Lollo se impuso, la pelota dio en el palo, pegó en el arquero Nathan Garrow y se metió. Después pudo haber aumentado con un latigazo de Carlos Palacios que pegó en el ángulo y un cabezazo de Merentiel que dio en el travesaño. Pero le faltaban seis goles.
Y ni Edinson Cavani logró rematar al arco. El uruguayo volvió a ser titular por primera vez desde el 19 abril en el triunfo por 2-0 sobre Estudiantes en la Bombonera. Se lo notó fuera de ritmo físico y futbolístico. El goleador de Salto de 38 años mostró grandes dificultades -sobre todo- para girar y tratar de quedar de frente al arco.
No llegaban buenas noticias desde Charlotte, donde Benfica mantenía su ventaja sobre Bayern Múnich. Y Boca salió a jugar el segundo tiempo entregado. Y a los 7 minutos, en una corrida del surcoreano David Seung-Ho Yoo el Auckland City ganó un córner y Gray puso el 1-1 tras ganarle a Battaglia en el salto y ante el derrumbe de Marchesín contra el césped. Papelón.
Enseguida, llegó la tormenta eléctrica, el partido se detuvo y los jugadores se fueron al vestuario. Unos 35 minutos después, salieron al campo de juego, cuando los relámpagos se habían apagado. Pero ya no había competencia y el partido se convirtió en un amistoso de pretemporada. Y fue parejo. Es que después de sufrir 16 goles en dos partidos, el Auckland City también jugaba ante su rival “más débil” en el Grupo C.
Merentiel marcó el 2-1 después de una buena jugada de Zenón, pero el árbitro lo anuló tras revisar la jugada en el VAR. El correntino se había llevado la pelota con la mano para asistir al uruguayo. Ni eso le salió a Boca, que estaba derrumbado anímicamente. Le pesó el partido y mostró muy poco.
Boca no tiene un jugador que pueda gambetear para adelante. No hay. Ni Zeballos ni Velasco en el tiempo que estuvieron en el campo de juego. Ni Carlos Palacios. Tampoco Merentiel, que se impone por potencia y velocidad. Lo mismo que los laterales, Advíncula y Blanco. Pero lo que se entiende por gambetear -enfrentar a un rival, engañarlo con una finta y dejarlo en el camino-, ninguno. Entonces con la cabeza ya puesta en el Torneo Clausura y en la Copa Argentina, las únicas competencias que le quedan por delante a Boca en 2025 para conseguir el boleto a la Copa Libertadores 2026, cómo se las ingeniará para abrir a las defensas rivales que habitualmente se defienden ante Boca.
Al final, el equipo de Miguel Ángel Russo se fue sin victorias del Mundial de Clubes. Estuvo cerca ante Benfica y se le escapó. Estuvo cerca del empate ante Bayern Múnich y también se le escapó. Ante Auckland City estuvo muy lejos de todo y deberá desandar su camino de regreso a casa con la sensación de no haber estado a la altura.
Fuente: Con información de Clarín