Tabaco 2025: Cierre de la campaña entre el optimismo oficial y el malestar de los productores

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Con un volumen de acopio superior a los 33 millones de kilos y condiciones climáticas excepcionales, el Gobierno de Misiones celebra lo que califica como “la mejor campaña tabacalera en años”.

Sin embargo, detrás de este repunte en la producción, los productores denuncian precios impuestos, demoras en los pagos y abandono estatal. Así, la campaña 2025 queda marcada por un contraste cada vez más profundo entre los discursos oficiales y la realidad en las chacras.

Un cierre con cifras récord

La campaña 2025 del tabaco Burley en Misiones cerrará a fines de mayo con un volumen acopiado que, según datos oficiales, supera los 33 millones de kilos y podría alcanzar los 34. Se trata de cifras significativamente superiores a las de los ciclos anteriores, donde el sector atravesó años de caídas por cuestiones climáticas y por el desvío de producción “hacia canales informales”, especialmente hacia Brasil.

Desde el Ministerio del Agro y la Producción atribuyen este salto productivo a varios factores: un buen clima, una menor incidencia del contrabando y un trabajo “ordenado y planificado entre el Estado, las cooperativas y los productores”. “Hoy podemos hablar de una campaña positiva, que devuelve previsibilidad y confianza al sector”, afirmó el ministro Facundo López Sartori. En el mismo sentido, Carlos Pereira, subsecretario de Tabaco, destacó que “los kilos superaron las expectativas iniciales, y la calidad del producto fue muy buena, gracias a un año climático extraordinario”.

Para el oficialismo provincial, la campaña 2025 representa no solo una recuperación del volumen, sino también la consolidación de un modelo de gestión donde “el Estado está presente” y logra articular los intereses de toda la cadena productiva.

La otra cara del éxito

Sin embargo, los números no alcanzan para convencer a todos. Para muchos productores, el volumen histórico de tabaco acopiado no se traduce en beneficios concretos. El malestar en el sector productivo se ha ido profundizando con el correr de la campaña, principalmente por la falta de un precio acordado antes del inicio del acopio y las demoras en los pagos.

Luis Batirola, presidente de la Asociación de Tabacaleros Independientes de Misiones (ACTIM), resumió -en reportajes a medios radiales- la situación con crudeza: “La novedad no es la cantidad de tabaco, sino que se compró sin precio firmado”. Según explicó, “la mesa de concertación fracasó este año, luego de que los gremios pidieran $3.200 por kilo, mientras las empresas ofrecían $2.600. Sin acuerdo, el Gobierno provincial autorizó igualmente el inicio del acopio”, lo que, según Batirola, “dejó a los productores en una posición de extrema vulnerabilidad”.

Empujados por la necesidad económica, miles de productores vendieron su tabaco sin saber cuánto iban a cobrar ni cuándo. En algunos casos, a más de 70 días del inicio del acopio, todavía no recibieron pagos. “Hay empresas chicas que compraron y no pusieron ni un peso. Compran, venden y después pagan. Trabajan con la plata del productor”, denunció Batirola. Se calcula que cerca de 10 millones de kilos siguen sin ser abonados.

Este escenario de incertidumbre e informalidad genera, además de angustia, un deterioro en las condiciones de negociación de los productores, que enfrentan una asimetría de poder frente a las empresas. Sin un precio concertado ni un sistema de fiscalización eficaz, las reglas del mercado se desdibujan, y el equilibrio entre oferta y demanda deja de estar regido por la competencia para pasar a depender de la necesidad.

Desconexión entre discurso y territorio

La campaña 2025 también exhibe una desconexión preocupante entre el relato institucional y las experiencias reales de quienes trabajan la tierra. Mientras desde los despachos oficiales se enfatiza la planificación y el orden, en las chacras se habla de abandono, de decisiones unilaterales y de un Estado que opta por la pasividad frente a las empresas.

Las denuncias de ACTIM apuntan directamente al Gobierno provincial como responsable de habilitar el acopio sin resguardar los intereses de los productores. “Si autorizaron el acopio, que ahora se hagan cargo del tabaco que no se pagó”, reclaman desde la organización. Las reuniones mantenidas con funcionarios no arrojaron soluciones concretas y la respuesta oficial  ha sido considerada insuficiente.

El malestar creciente deja en evidencia que, más allá de los kilos y de la calidad del tabaco, el sistema de comercialización atraviesa una fractura estructural. Una parte del sector goza de respaldo institucional y acceso a mercados garantizados, mientras que otra parte opera bajo reglas desiguales, con ingresos inciertos y escasa protección frente a abusos contractuales.

¿Un récord que oculta una crisis?

La paradoja de esta campaña radica en que su aparente éxito estadístico oculta una crisis más profunda. En lugar de consolidar una recuperación integral del sector, el salto de volumen puso en evidencia las falencias del sistema: la debilidad en la fijación de precios, la concentración del poder comercial en pocas empresas y la falta de herramientas estatales eficaces para regular la relación entre producción y comercialización.

Desde una mirada crítica, podría decirse que la campaña 2025 fue buena para el balance oficial, pero mala para quienes dependen del precio acordado colectivamente y de condiciones mínimas de previsibilidad para sostener su actividad. Así, mientras el Gobierno celebra el cierre de una campaña “extraordinaria”, muchos productores enfrentan la incertidumbre de no saber cuánto valdrá su trabajo ni cuándo verán el fruto de su esfuerzo.

Conclusión: lo que deja la campaña

La campaña tabacalera 2025 será recordada por su volumen récord y su clima excepcional, pero también por la ruptura del consenso que históricamente articulaba al sector. La falta de un precio concertado y la demora en los pagos dejaron a miles de productores en una situación de vulnerabilidad, que ni el Gobierno ni las empresas han sabido resolver.

De cara al futuro, el desafío es reconstruir un sistema que ofrezca previsibilidad, transparencia y equidad. Si no se avanza hacia una reformulación de las reglas de comercialización y del rol del Estado como garante del equilibrio, las buenas cosechas seguirán conviviendo con malas campañas para quienes hacen del tabaco su modo de vida.

Fuente: Medios digitales