Con Di María como figura, el Canalla le ganó una final a un Millonario que se plantó bien de arranque y que quedó condicionado por la expulsión de Portillo y por un mal arbitraje.
Ganó una final Rosario Central. Perdió una final River. Así se festejó en el Gigante de Arroyito y así se lamentará en Núñez. Así se jugó también: con pierna fuerte, a un ritmo frenético por momentos, en un partido lleno de discusiones, con muchas polémicas. Y si era una final, la figura tenía que ser Ángel Di María.
Angelito manejó los tiempos del partido, hizo echar a Juan Carlos Portillo y armó la jugada que definió el 2-1 con el golazo de Malcorra. Alrededor de Di María, el Canalla construyó un triunfazo que a falta de cinco fechas deja al equipo de Ariel Holan puntero en la tabla anual y al borde de sacar pasaje a la Copa Libertadores: en esa misma clasificación, River quedó muy comprometido, ya tercero por debajo de Boca y en zona de repechaje más allá de que en la Copa Argentina tiene un atajo viable también para llegar a su duodécima CL consecutiva. Es el tercer partido en fila que pierde el CARP en el campeonato. En todo caso, el 1-2 con Central deja una sensación distinta a las caídas con ATU y Riestra: el equipo del Muñeco estuvo otra vez, como ante Racing en el mismo escenario, a la altura de un compromiso intenso ante un rival de jerarquía, el único invicto del semestre en el país.
Con una idea parecida a la del jueves, River se plantó bien en Rosario, empezó arriba por una gran combinación de Borja y Juanfer Quintero, que terminó asistiendo a su compatriota con una delicia marca registrada que incluyó un no-look. El empate, con una serie de errores por tres instancias posibles de despeje antes del remate final de Ibarra, no cambió el plan de vuelo de MG. En todo caso, lo que sí pateó ese tablero fue primero el gol anulado al propio Borja (un gol que fue inicialmente invalidado por un offside inexistente del Colibrí: una decisión que terminó por ratificarse en el VAR por la posición final de Colidio, que toca la pelota antes de que ingresara) y al rato una expulsión de Portillo que terminó por condicionar a River en muchos sentidos: la decisión de Yael Falcón Pérez fue la más visible para graficar un muy mal arbitraje que por tramos del juego sacó de las casillas a los jugadores del Muñeco y al propio Gallardo. Aunque la segunda amarilla al ex Talleres fue correcta y también habla de la ingenuidad del volante central, la primera viene de un error grosero de YFP, que no cobró ni falta en un patadón de tarjeta naranja de Ibarra a Marcos Acuña (que lo sacó del partido al Huevo) y que tampoco quiso ver que el agarrón de Portillo a Di María viene de una patada desde el piso de Angelito.
A partir de allí el partido se rompió. El golazo de Malcorra cayó por decantación por el empuje de Central y por la lucidez de sus referentes ofensivos. El pecado de RC fue no liquidar el juego cuando River estaba ya para el cachetazo, con niveles decrecientes en un Montiel desbordado, un Castaño que perdió todas las divididas y ya ni siquiera tocó criteriosamente (acaso su principal virtud), un Galoppo que si no pisa el área no termina de justificar su titularidad en términos de volumen de juego.
Aún así, con uno menos durante casi una hora, con algunos niveles individuales muy bajos y con un arbitraje que antes y después de la roja le influyó por goteo en las chiquitas e incluso en los cuatro minutos que adicionó (debió haber dado, como mínimo, el doble), River tuvo orgullo y vergüenza deportiva para ir a buscar un empate que pudo haber llegado sobre el final con un tiro en el palo tras un toque de Komar que forzó el ingresado Bautista Dadín o con un par de remates apenas desviados de Nacho Fernández.
No se dio y River perdió otra vez y empiojó su camino a la Libertadores, aunque esta derrota haya dejado algunas sensaciones que se pueden imaginar positivas en el CT de Gallardo por la intensidad y la actitud que tuvo su equipo y también por alguna que otra mejora individual, especialmente en Borja que volvió al gol.
Festejó Central, y lo festejó a lo grande: necesitaba un triunfo así el Canalla, que en sus últimas siete presentaciones de local sólo le había ganado a Ñuls. Fue una final. Y la ganó Central.
Fuente: Ole y medios digitales