Hablar con el perro que más influye sobre Milei puede ser la clave para ayudarlo a que no cometa errores, tenga éxito y nos ahorremos el retorno de los perros chavistas
Por: Alejandro Borensztein Para: Clarín
Antes que nada, vaya una reflexión en este momento de tanta efervescencia política. Luego de haber visto a Pepe Albistur en cuero lanzando su proclama revolucionaria desde una playa en Pinamar, y a Máximo Kirchner con su camisa ajustada comandando la resistencia popular en la Plaza del Congreso, no se entiende que esperan los de Caro Cuore para lanzar una línea masculina de corpiños.
Era obvio que esta gente iba a perder los votos que alguna vez tuvieron, pero por lo menos deberían hacer algo para no perder también la dignidad.
Esto va para la falsa izquierda. A los de la verdadera izquierda les sugerimos que cuiden mejor al camarada Belliboni. Ni bien le tiran un poco de OFF el tipo cae como si estuviese desembarcando en Normandía. Así la revolución no les va a salir nunca.
Dicho todo esto, vayamos a lo importante.
Basta observar como los paseadores hablan con los perros o como las personas se relacionan con sus mascotas, para comprender que el diálogo entre un humano y un perro es cosa de todos los días. Lo que no es tan habitual es conversar con un perro sobre temas políticos. Mucho menos si se trata de un perro muerto, como es el caso de Conan, el can emblemático del presidente Milei que, según él mismo nos ha contado, lo guía junto a las otras Fuerzas del Cielo.
Tanto es así que el bastón de mando que se mandó a hacer Milei para el día que asumió lleva grabado en la empuñadura la cara de Conan y la de sus otros perros. Posta.
Dado el poder que evidentemente tiene Conan sobre Javi, si realmente queremos ayudarlo para que su gobierno tenga éxito, derrote la inflación y baje la pobreza, no nos queda más remedio que intentar hablar con su perro. ¿Quien otro podría influir mejor sobre Milei para evitar que cometa errores? Obviamente, hablar con Conan no debe ser fácil, pero no hay peor gestión que la que no se hace.
Tal vez sería más sencillo hablar con Karina pero, siendo que la mesa del poder es tan chica, hablar con la hermana de Javi es distraer al 50% del gobierno. No es momento. Es posible que dentro de un tiempo Milei logre ampliar su estructura de poder, pero para que eso suceda primero hay que llegar a “dentro de un tiempo”. Por eso es importante hablar ahora con Conan, donde sea que esté, antes de que todo se complique.
Para los que piensan que todo esto es un delirio deberían recordar que hace algunos años, el entonces Ministro de Bienestar Social del gobierno peronista agarró a la Presidenta de la Nación de aquel gobierno peronista y la acostó encima del cadáver embalsamado de Evita para que esta le traspase sus poderes o su espíritu o sabe Dios que cosa. Para más datos, consultar los textos del gran Tomás Eloy Martínez. Vaya este recuerdo para los peronistas que se mofan de Milei y lo tratan de fascista, apenas unas décadas después de estar saltando como locos en Plaza de Mayo al grito de “Isabel Conducción”. Hay lindos videos de esos tiempos.
Volviendo al tema, aunque parezca extraño, intentar influir sobre un mandatario a través de sus perros no es tan decabellado. La relación de la política con los perros no es nueva.
No vamos a remontarnos a los caniches de Perón porque sería ir muy atrás en la historia, pero podemos recordar a Catalina, la perra que Felipe Solá le regaló a los Kirchner, cuando era gobernador de la Provincia de Buenos Aires, para tratar de congraciarse con ellos que ya entonces le desconfiaban. Nunca trascendió de que raza era la perra pero se supo que en poco días les mató cuatro flamencos que habitaban la Quinta de Olivos. Se desconoce que pasó con Catalina después de eso. El que debe saber es Stiuso.
Una pena porque, de haberla contactado a tiempo, tal vez la perra le hubiese podido enseñar algo a los Kirchner y así nos hubiéramos evitados tantos problemas como, por ejemplo, haber traído la inflación otra vez a la Argentina. O que este matrimonio de genios haya despilfarrado la bonanza regional más grande de la historia.
Tiempo después, nos enteramos de que Hugo Chávez le regaló a Cristina un perrito de raza “mucuchíes” que era muy lindo pero que tuvo poca o nula influencia en la lucha para la liberación. Ese cachorro pasó de vivir con Chávez a vivir con Cristina. Ni Bambi tuvo tuvo una vida tan dura.
Con Macri llegó Balcarce. Un perro que fue fotografiado en el sillón de Rivadavia por el propio equipo de comunicación oficial y que se transformó en un símbolo del gobierno de Cambiemos. En poco tiempo, Balcarce pasó a ser lo mejor del mejor equipo en 50 años, o por lo menos el que tenía más calle y el que sabía más de política. No alcanzó.
Balcarce, el perro de Macri, sentado en el sillón presidencial. (Facebook de Mauricio Macri)
Balcarce nunca pudo convencer a Macri sobre la importancia de explicar la catástrofe heredada de Cristina ni sobre lo imprescindible de hacer acuerdos políticos para lograr algún cambio. El perro le puso onda pero era ladrar contra la pared. Aquel gobierno estaba convencido de que no había que explicarle nada a nadie y de que no había que acordar nada con nadie. Moraleja: volvió Cristina.
Ella retomó el poder con Alberto, Massa, Gaby Cerruti, Cafiero, Insaurralde y otros grandes referentes populares. El perro estrella del cuarto gobierno kirchnerista fue Dylan, un collie hermoso pero absolutamente incapaz de evitar la debacle a la que nos llevaron. No valía la pena hablar con él. Si el dueño era lo que era, imaginate el perro. Moraleja: Milei presidente por goleada.
Por eso te llamamos Conan. Esta vez no puede fallar. Vos sos la voz que Javi va a escuchar y este es el momento más importante para que te hagas oír, justamente porque está empezando su mandato.
Obviamente, no es lo que dicen los kirchneristas, que hablan como si Milei hubiese arrancado hace tres años. Por estos días hemos visto a Grabois quejándose por televisión de la pobreza, la indigencia, el delito y los narcos como si en los últimos 20 años nos hubiera gobernado un marciano.
Podría ser que Milei termine siendo el peor presidente de la historia pero, a siete semanas de haber asumido, el campeón indiscutido sigue siendo Alberto. Dicen que Milei puede empobrecer al pueblo, descontrolar la inflación, disparar el dólar y arruinar los recursos del país como nunca antes otro lo hizo. Tal vez lo logre, pero por ahora la campeona del mundo sigue siendo Cristina por lejos, quien a su vez ostenta la doble corona: Milei todavía no es lo más loco que vimos en la Rosada.
Lo que si ya logró Javi es evitar uno de los dos grandes errores que cometió Macri: el tipo habló clarito, explicó el drama heredado, avisó lo que iba a hacer y dió todas las malas noticias juntas. De hecho, si explica un poquito más no estaría mal.
Sin embargo, va camino a repetir el otro gran error del Gato: hay que tener audacia y decisión, pero sin política y a trompadas no se cambia nada. La mejor prueba de esto es Cristina que con el 54% de los votos, el control de ambas Cámaras y todos los gobernadores propios no consiguió nada, ni siquiera cerrar TN y eso que rompió las pelotas una década entera con el tema.
Esta es la gran lección que hay que aprender. Y es el error que Javi no se puede dar el lujo de cometer. De vos depende Conan. Pensalo y sigamos conversando para que lo vayas manejando hasta sacarlo bueno.
No hay caso. Nos guste o no nos guste, los argentinos siempre estamos en manos de un perro.
Fuente: Clarín